Cuenta la historia, que hubo un hombre que toda su vida vivió en un bosque, aislado de toda comunicación humana, en una especie de bunker metálico llenos de víveres, libros y reflexionando de su apacible vida en aquel lugar. Pero un día, salio de su burbuja y llego a la ciudad, entro a un restauran, pidió un plato de espagueti y jugo. El con toda naturalidad comenzó a comer, sin darse cuenta que la gente que esta a su alrededor lo observaba atentamente. ¿Que mirarían aquellas personas? ¿A caso, seria su peculiar peinado (pelo largo y sin desenredar)o su calzado ( pies descalzo) o quizás su armoniosa forma de comer espagueti con las manos? Al darse cuenta de esto, pensó que tal vez había pasado demasiado tiempo solo y que al no estar con otras persona, había perdido algunas costumbres que lo hacían normas a los ojos de otras personas.
Cuando salimos al exterior de nuestro apacible ambiente, al relacionarnos con otros individuos, nos damos cuenta, muchas veces, de nuestros errores y/o virtudes. En nuestra profesión favorablemente nos encontramos rodeados de personas que tal vez a menudo nos evalúan (los alumnos, apoderado, colegas y nuestros superiores), que en la intimidad de una sala, nos sugieren actividades O/y nuevas forma de evaluar. Pero en algunos casos, no tomamos en cuentas estas criticas y nos enfadamos, siendo soberbios en nuestra propia opinión y autosuficiente en la hora de planear nuestras clases. Creyendo que lo que estamos haciendo esta muy bien y que nadie se debe meter en nuestra forma de educar.
Hoy este proceso de enseñanza en la universidad nos podemos equivocar y estas equivocaciones nos llevan a un calificación deficiente o a perder un ramo, pero no influimos a nadie mas que a nosotros mismo. Pero al estar en acción como profesores no podemos darnos el Lugo de equivocarnos y fracasar ya que nos es nuestro futuro, es el de toda una generación que es nuestro legado hacia la humanidad.
Tenemos que vencer la soberbia y hacer una introspección, tener la capacidad de preguntarnos, ¿en qué estamos fallando?, hacer un auto evaluación de nuestro desempeño como profesionales. Para mí, esto es un gran paso a nuestra inteligencia, tener la capacidad de criticar nuestro trabajo de una forma objetiva para el bien de quienes nos miran como guía.
Y al igual que este hombre poder mirarnos y reflexionar en que estoy haciendo mal y que debe cambiar, evolucionar, reeducar o simplemente adaptarnos a los nuevos tiempos.
A demos agregaría como en las empresa una encuesta de satisfacción, tanto a los padres, alumnos y al comité que día a día me esta evaluado(jefes).
Cuando eres un educador siempre estás en el lugar apropiado a su debido tiempo. No hay horas malas para aprender. Betty B. Anderson
Y agregaría al ser educador para seguir auto aprendiendo